Primera entrada de nuestro amigo Alexander Cuza. Espero que les guste su forma de ver a nuestro equipo blanco.
Por: Alexander Cuza.
Era solo cuestión de tiempo. El ultimo pinchazo en liga del Real Madrid ha destapado la histeria en la parroquia blanca. De nada vale ya la racha de buenos resultados eslabonada por el tricampeón de Europa en el último mes, incluidas las victorias en el Wanda y en el Amsterdam Arena o el empate en El Camp Nou. Tras la derrota del fin de semana ante el Girona el equipo queda otra vez oficialmente bajo sospecha.
Algunos pensaran que es injusto. Probablemente lo sea. Pero ya sabemos que el futbol tiene memoria corta. Ojo, que te remonte un equipo que lucha por la salvación en tu propia casa tampoco es que ayude mucho. Pero al margen de esas razones hay algo más y es que el aficionado del Madrid, por mucho que quiera, no logra confiar del todo en esta plantilla. Igual nadie puede culparlos, o culparnos (también me incluyo) y es que mirándolo bien hay bastante diferencia entre aquel equipo que ganó el doblete con Zidane y este.
Hace tres años que Florentino Perez no hace más que echarle agua a la sopa mientras se escapa la sustancia. El resultado ha sido este Real Madrid “light” que nos sigue llenando el corazón pero no el estómago, una versión que parece no conceder ningún argumento donde agarrarse salvo la fe.
Cualquiera puede esgrimir el hecho de que hace varias temporadas el equipo viene siendo muy inestable en liga. Sí, pero la sensación era otra. Las derrotas parecían más por desidia que por incapacidad. Era un equipo que daba la sensación, aún perdiendo, de ser capaz de ganarle a cualquiera. No recuerdo a nadie siquiera levantar una ceja cuando fue capaz de aplastar a dos colosos en sendas finales de Champions, como ocurriera en las ultimas dos ante La Juve o el Liverpool.
Con este “Real Madrid light” no ocurre lo mismo. No solo por la falta de Cristiano o en su defecto la presencia de una o dos figuras de talla mundial. A eso se ha sumado la ausencia de suplentes de nivel, como lo fueron en su día Pepe, Morata o James, o el mismo Kovacic, y por si fuera poco, el desgaste de figuras importantes como Modric o Marcelo, las rajadas de Isco y Asensio y el caso especial de Gareth Bale, quien a pesar de su calidad innegable, no parece integrarse nunca a este conjunto, ni asumir su rol de liderazgo, ademas claro esta, de lesionarse hasta cuando se peina.

Con todo esto, los aficionados hemos sustituido la confianza por la fe. Así que cuando me siento a ver un partido en la tele, ya no suelo recostarme en el sofá, relajado y con una cerveza en la mano. Ahora siempre estoy más bien atento, y antes de comenzar cada partido me persigno y me encomiendo a dios y a un chico de 18 años que hasta hace unos días jugaba en segunda b y usaba brackets en los dientes.