Su llegada al equipo fue el bombazo de esta temporada; Brian Cashman había logrado hacer un cambio con los Marlins de Miami por su super estrella, el único jugador que conectó más vuelacercas que la sensación Yankee Aaron Judge, el líder de cuadrangulares en todas las mayores y MVP de la Liga Nacional, el mismísimo Giancarlo Stanton.
Muchos pensaron que esta contratación le quitaba el status de “Equipo en Reconstrucción” a los del Bronx y los convertía en serios contendientes de Serie Mundial, lo cual está lejos de la realidad, pero de eso hablaremos después. Así somos los fanáticos, a la primera oportunidad comenzamos a fantasear con nuestro equipo levantando el trofeo al final, pero ese no era el plan…aún. Comento lo anterior porque a mayor expectativa mayor exigencia, y la fanaticada Yankee se lo ha hizo sentir.
En su primer encuentro tuvo una presentación espectacular. Primer turno con el uniforme de los Yankees y “palo pal derecho”, el macanazo mas duro que se había conectado hacia la banda contraria desde el 2015 y contra su ahora compañero J.A. Happ. Y por si fuera poco, en el último turno de ese juego la echa por el puro central a 434 pies de distancia. ESPECTACULAR!
Todavía en Yankee stadium continúo su camino jonronero, pero con él también vino un aspecto de su estilo que los fanáticos no conocían o no esperaban; su tendencia a poncharse. Pese a su arranque explosivo con el madero, su primer mes no fue lo que se esperaba de él. Rápidamente los YankAngry fans sacaron las garras y a cada que se ponchaba le seguía una oleada de abucheos. Aun así había quienes lo defendimos desde el inicio, y si no me cree lea aquí ==>A los fanáticos de los Yankees.
Pero así es la afición Yankee, acostumbrada a exigir el máximo de sus peloteros y si quieres triunfar en Yankee Stadium tienes que acostumbrarte a eso. Por algo dice la canción “You allways make it here, You make it everywhere”, y a Giancarlo la presión no le pesó.

Continuó haciendo su chamba, ajustando lo que tenía que ajustar y adaptándose a lo que se tenía que adaptar. Poco a poco los resultados comenzaron a notarse y con ello también la ausencia de abucheos. Con su constante participación en los partidos comenzó a ganarse el respeto de los del Bronx, y cuando el ídolo de la ciudad que nunca duerme Aaron Judge sufrió un pelotazo que lo tiene fuera de circulación hasta hoy, él fue quien se echó el equipo al hombro y pese a llevar mas de 80 partidos con una molestia en la pierna, no ha faltado a ningún encuentro. Fue así como se ganó el corazón del Yankee Stadium.
Ayer Giancarlo conectó su cuadrangular número 300, en Yankee Stadium y frente a su nueva afición. Y la misma que le propinaba lluvias de abucheos ayer, con el corazón en la mano, le aplaudió de pie hasta que lo hicieron salir del dugout para mostrarle el respeto, admiración y cariño que se ha ganado a pulso. Gracias Giancarlo por tener la camiseta bien pegada y por defender los colores de los Yankees como si hubieras sido uno del equipo toda tu vida.