La serie de 2 partidos contra los Marlins de Miami tuvo como antesala dos situaciones; la visita a la nueva casa de Derek Jeter y el retorno del quien fuera el hijo predilecto de la ciudad, Giancarlo Stanton.
Lo primero se demostró a cada rato en las transmisiones televisivas del partido, donde nos mostraban cada cara y cada gesto de “El Capitán” durante los partidos, uno acompañado de su esposa Hannah Davis y el otro del exYankee Tino Martinez.
Por otro lado, el Marlins Park le brindó una cálida bienvenida a Stanton, proporcionándole una ovación de pie durante su primer turno al bat y otra lluvia de aplausos acompañada de un video en su honor cuando ocupó el jardín derecho. Todos en el estadio y los que lo veíamos por la televisión -o computadora, o tablet o teléfono- no pudimos dejar de emocionarnos ante tal recibimiento, así como también nos manteníamos a la expectativa de ver si lograba conectar su jonrón 300 en su antiguo parque. Y es que él no salió del equipo por dinero, como muchos quieren creer, al contrario, Stanton había hecho un compromiso de jugar para los Marlins por 13 años, tiempo que fue interrumpido por un cambio con los Yankees realizado antes del inicio de la temporada 2018.

Los dos partidos estuvieron más complicados de lo que los Yankees hubieran podido esperar. El primero fue una batalla de bullpen, en donde el pitcheo de los nuestros se vio en dos situaciones complicadísimas, mismas que tuvieron a un servidor al filo del sillón. Dos casas llenas sin outs en extrainnings de las cuales Chad Green y AJ Cole salieron avantes y los Yankees vencieron a los Marlins 2-1 en 12 entradas. En el juego destacaron Stanton con sencillo y doblete, Walker con dos imparables y Andújar impulsando la de la victoria.
El segundo partido fue el que decepcionó. A pesar de que durante el primer juego la ofensiva de los Bombarderos se mostró apagada, durante el segundo juego pareciera que despertaría. Comenzamos yéndonos arriba en el marcador 2-0 y con un Lance Lynn mostrándose dominante durante las primeras 5 entradas. Su ritmo indicaba que tiraría mínimo 7 innings pero durante la sexta le cayeron a palos. Poco me gusta criticar el trabajo del manager Aaron Boone, no porque me caiga bien o porque no me guste criticar, sino porque es un manager novato que siento se está acoplando a un estilo de manejar el juego, pero lo de ayer no tiene disculpa. Lynn inició la quinta entrada muy cerca de los 100 pitcheos y Boone no tenía a nadie calentando en el bullpen. A medida de que se le fueron complicando las cosas puso a relevar a Tommy Kahnle pero ya era demasiado tarde. A Lynn le hicieron 5 carreras limpias en 5.1 entradas y de ahí en adelante todo se derrumbó.

Los Yankees terminaron dividiendo una serie ante unos Marlins que se encuentran 26 partidos por debajo de los .500 y dejaron ir una oportunidad para mantenerse a 7 derrotas de distancia de los Medias Rotas.
Este segundo juego le doy la total responsabilidad al manager Aaron Boone y a su coach de pitcheo Larry Rothschild por no saber leer a su lanzador y “regalar” el partido.

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